Santo Aeolus, 19 de
agosto de 1952
La conciencia
individualizada de la corriente de vida que mora en las Octavas Superiores es
UNA con la naturaleza y propósito de Dios, y los centros de pensamientos y
sentimientos de estos Seres Crísticos están siempre activamente comprometidos
en la creación y expansión del Reino de Dios.
La Voluntad de Dios es el poder motivador de estos Seres, y las Ideas
Divinas de la gran Primera Causa fluyen a través de Ellos continuamente y sin
oposición. De esta manera, la perfección de la Divinidad es revestida por el
pensamiento, animado por el sentimiento, y exteriorizado a través de la
voluntad obediente de estos focos inteligentes o Expresiones Crísticas del Dios
UNO.
Como la gran mayoría
de los Cuerpos Mentales Superiores o Seres Crísticos de la humanidad de la
Tierra habitan en la Cuarta Esfera, y activan la sustancia de la Vida Universal
de esa Esfera mediante sus constantes esfuerzos creativos, ustedes verán cuán
tremendamente cargada está esta Esfera con la Perfección y la Belleza del Plan
Divino de Dios.
La gran actividad de
este año (1952) está centrada en construir un Puente que conectará los centros
de pensamientos y sentimientos de los Cuerpos Mentales Superiores con los egos
externos que los representan en el mundo de la forma, y bajar sobre el puente
así creado la Belleza y Perfección del Reino Superior. Permítanme recordarle
aquí a cada ego encarnado, que su Cristo ha estado activamente ocupado durante
indecibles centurias en crear y exteriorizar tal Belleza y Perfección con las
que la Tierra no ha soñado, y que está esperando la conexión con la parte
inferior de sí para bajarla al mundo de las apariencias físicas. De allí que
sea oportuno para los seres externos individuales, contemplar seriamente la
naturaleza y actividades de sus propios Seres Crísticos en amable y humilde
adoración, con el fin de que el Cristo Propio pueda, a través de la
personalidad, exteriorizar en esta octava inferior, no sólo la belleza y
perfección que es Su expresión natural en el Reino Superior, sino también Su
verdadera naturaleza santa.
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