Santo Aeolus, 07 de
agosto de 1952
Órbita individual
Quienes estén
dispuestos a aprender el amable arte del altruismo y el desprendimiento, a
perder sus vidas con tal de ganar la vida eterna, a trabajar sin adulaciones,
desde dentro de la Luz, podrán escribir sus nombres sobre el pergamino en el
Retiro de Ceilán y entrar a la instrucción que los traerá al punto donde Mi
Rayo, a través de ellos, podrá hollar la Tierra en dulce amor.
Cada hombre tiene su
propia órbita pequeña, su esfera de influencia dentro de la cual ha sido
atraído por lazos kármicos y circunstancias, cierta cantidad de energía de
vida. Esta vida puede estar encasillada en una forma humana o elemental, pero
la mera presencia de aquélla en la atmósfera personal de éste, es la señal
inequívoca de que es responsabilidad de quien profesa un deseo de representar
al Santo Confortador para con la vida, liberarla a punta de amor. En tanto que
un individuo de esta índole no haya traído y sostenido confort a la vida que él
contacta en su experiencia diaria, no habrá calificado para ser un centro
irradiante del Confort Cósmico para las masas.
Presencia confortadora
Algunos hombres
tienen una esfera de influencia más grande que otros, más corrientes de vida
están dentro de su influencia diaria. Si esos hombres Me conocieran y
conocieran Mi servicio a la vida, entrarían a la radiación del Santo
Confortador, y conectándose con Mi Presencia, traerían paz y orden al caos;
armonía y contentamiento a la insatisfacción; comprensión y sabiduría a la
ignorancia; salud y bienestar a la enfermedad; suministro y abundancia a la escasez.
Entonces, y sólo entonces, podré caminar libremente entre tales hombres como
jamás haya caminado el Dios del Cielo entre sus escogidos, trayendo confort a
todos los que comparten el exilio y la actual tribulación del plano terrenal.
Cada hijo de la
Tierra que ha comparecido ante el Tribunal Kármico y calificado para
convertirse en Hijo del Cielo, fue antes de su ascensión una presencia
confortadora para con sus compañeros de viaje. Las excepciones a esta regla han
sido destinadas a los salones de clase en las esferas internas, donde han
tenido que aprender el control de sus propias energías hasta que tal radiación
se convirtiera en el " pasaporte " al Reino cuyos habitantes están dedicados a
traer y sostener confort para todo aquel que "toque la basta de sus
vestiduras".
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